Hoy seguimos con las entrevistas a nuestros actuales monitores que venían con nosotros de campamento cuando eran niños. Alejandra Esteban, lleva 15 años con nosotros, seis disfrutando de los campamentos como participante y el resto como monitora y ayudante de coordinación. De Alejandra sólo podemos decir que forma parte de nosotros y aprovechamos para agradecerle la ilusión que siempre pone en cada campamento.
¿Cuál fue tu primera sensación cuando entraste en el campamento? Lo primero que recuerdo fue el olor…ése olor a pino de Piedralaves…recuerdo que entré con mucha ilusión pero tenía algo de miedo por si me separaban de mis amigos ya que era la primera vez que iba y éramos un grupo bastante grande, además no sabía que Aula Joven nunca hace eso.
¿Con qué idea entraste y cuál es la actual? Entré con muchas ganas, pensando que iban a ser unos 15 días de hacer deporte y estar con mis amigos pero realmente descubrí un mundo aparte… Ahora mismo no concibo mi infancia y adolescencia sin el campamento, sin todos los momentos que he vivido en cada uno de ellos, sin todo lo que he aprendido, compartido, reído, llorado de emoción, disfrutado y todos los amigos y personas increíbles que he conocido durante estos años. Creo que haber vivido tantos campamentos me ha hecho crecer en muchos aspectos como persona, me ha hecho en parte ser lo que soy ahora y por eso, como digo siempre, el día que tenga hijos, irán a campamentos cada año desde que cumplan la edad mínima.
¿Cuántos años de monitor llevas con aula joven, y de niño? He ido como acampada durante seis años, como monitora durante cinco y como ayudante de coordinador cuatro.
¿Qué es lo que más te gustaba? La verdad es que es difícil elegir pero creo que lo que disfrutaba de verdad es la combinación de todo lo que haces ésos días, el convivir con tantas personas de diferentes edades y ser capaz de conocer un poco a cada una de ellas, el compartirlo todo, los ratos en las cabañas, las diferentes actividades, los desayunos, comidas, meriendas, cenas, la discoteca por supuesto, el vivac, las sendas, veladas… El hecho de estar siempre acompañada ésas personas y la actitud que desarrollas a lo largo del campamento que hace que simplemente no pares de sonreír, de tener ganas de cantar y bailar sin parar, de abrazar, jugar…
¿Cuéntanos un recuerdo inolvidable? De verdad que me es muy difícil elegir un recuerdo! Creo que me quedo con la velada de estrellas en el vivac, en la que nos contaban historias mitológicas sobre constelaciones mientras nos ensenaban encontrarlas y por supuesto con el taller de sentimientos que hacemos cada año, en el todos acabamos abrazándonos y diciéndonos cosas bonitas y que, además, me ayudaba a soltar toda la llorera antes de llegar a casa…aunque ya en Madrid seguía encontrándome rara y triste unos días. Como monitora mi mejor recuerdo son las largas noches de preparativos para gymkhanas o actividades, presentaciones de veladas o ensayos de bailes que los monitores íbamos a hacer el día siguiente como sorpresa…Pero sobretodo el ver la evolución de los chavales durante los 15 días, como algunos que al principio pasaban más desapercibidos y de repente se abren y los últimos días no paran de subirse al escenario o de participar en cada actividad como si fuera la última, el ver a los chavales como se cuidan los unos a los otros o cómo andan por el campamento entusiasmados con la actividad que acaban de hacer o cantando de un lado al otro y…por supuesto…con todo el amor que recibimos por su parte.
¿En qué crees que ha cambiado tu vida desde que vas de campamentos? La verdad es que el poder haber disfrutado durante 15 años de ésta experiencia me ha hecho ser quien soy, me ha hecho aprender a convivir, a disfrutar de la naturaleza y aprender de ella, a ser una persona sin miedos ni vergüenzas, a colaborar en vez de competir, a conservar a mis amigos año tras año, a querer conocer a las personas más a fondo y a exprimir cada día de mi vida.