Hoy, que ya hemos arrancado con las inscripciones de Campamentos Aula Joven queremos dejaros un Post que escribió una chica el verano pasado al acabar el último verano de su vida como acampada. Es un resumen perfecto de lo que nuestros chicos sienten cada verano. Estamos seguros de que os va a encantar…
“Aún recuerdo como hace ocho años comenzó mi primer campamento… Un campamento divertido y lleno de emociones del cual no pude disfrutar al cien por cien debido a mi corta edad y que era la primera vez que me separaba de mis padres yo no paraba de llorar…
Al año siguiente no se ni como me apunté a otro campamento, diferente, y el primer día llegué asustada, con miedo de que me sucediese otra vez lo mismo y todo fue diferente los monitores y la gente hacían que nunca pensases en las cosas de fuera y te lo pasabas en grande…
Creo que fue ese, fue ese el momento que me hizo engancharme a los campamentos, que me hizo ver realmente lo que es el espíritu campamental, lo que hizo que yo desde entonces no parase de ir todos los veranos y durante todo el curso solo pensaba en que cada día quedaba menos para irme, para volver a sentir eso cuando te despides de tu familia y piensas: «ahora si, empieza lo bueno», para sentir esa especie de sensación extraña de alegría mezclada con tristeza cuando llega el último día y miras hacía atrás y piensas en el primer día en como toda esa gente a la que no conocías de nada han terminado siendo tus mejores amigos, para sentir eso que se siente cuando puedes ser tu misma, cuando nadie te juzga por estar loca y por hacer mil tonterías porque todos son iguales que tú…
Y ahora todo se ha terminado, me he tirado todo el año pensando: «cada día queda menos para mi último año, voy a disfrutarlo al máximo, va a ser el mejor de mi vida», no me equivocaba, lo ha sido, he disfrutado como una niña pequeña, he hecho amistades que no se si serán para toda la vida pero sí que voy a conservar durante mucho tiempo, he terminado mi etapa como acampada sin parar ni un segundo de reír, bailar y soñar, ha habido momentos duros pero, ¿quién se acuerda de ellos cuando los buenos han sido perfectos?
Ahora me doy cuenta de lo mucho que voy a echar de menos esos odiosos bailes nada más levantarse o que te levanten con un grito al entrar en la cabaña a las nueve de la mañana, lo mucho que voy a echar de menos esas peleas porque no me gustaba la comida, esos bailes tras la merienda, esas sonrisas de todos los niños desde la primera velada hasta el momento en el que tus padres te dicen «nos vamos ya a casa despídete de tus amigos».
Vas creciendo y piensas que aún quedarán muchos campamentos más y aún vivirás muchos momentos iguales y de repente el tiempo no ha pasado rápido no, ha volado, y se ha terminado todo…
Cierro una etapa sí, pero la cierro con la cabeza bien alta y con una sonrisa enorme en mi rostro, gracias a todos los monitores que han pasado por mí, a todos los chavales que he ido conociendo durante ocho años, a toda la gente que ha hecho estas cosas posibles y sobre todo gracias a mis padres por dejarme vivir todo esto cada año porque sin ellos esto no sería nada.
Cada año entro como una enana al campamento y salgo hecha toda una mujer, gracias.
Se acaba esta etapa pero espero que comience otra muy bonita…”
Por Ana Sánchez Costas en su blog http://dulcelocura56.blogspot.co.uk/2014/08/se-cierra-una-etapa.html
Ahora Ana, ha realizado el curso de Monitor de Tiempo Libre y a partir de este verano comenzará una etapa diferente en el lado del monitor.