La entrevista de hoy va dirigida a otro de los niños de los campamentos de Aula Joven que, tras seis años disfrutando de nuestros campamentos, obtuvo el título de Monitor de Tiempo Libre en nuestra escuela y paso a ser monitor en nuestros campamentos. Actualmente es ayudante de coordinación en La Rivera de Eresma.
¿Cuál fue tu primera sensación cuando entraste al campamento? Extraña. Tenía 10 años y, a pesar de ir con un amigo, era la primera vez que pasaba tanto tiempo fuera de casa. En cuestión de minutos las canciones, el ritmo de las actividades y el ánimo de los monitores consiguieron hacer que esa sensación de morriña desapareciese por completo… ¡Incluso se invirtiera!
¿Con qué idea entraste y cuál es la actual? Entré con la simple idea de pasar un buen verano y divertirme. Pasando los años, la cita del campamento se fue convirtiendo en algo ineludible por la cantidad de gente que fui conociendo y la piña que hicimos. Actualmente, el campamento sigue siendo una parte imprescindible de mis veranos y la sensación de participar en ello desde el lado de los monitores y coordinadores es de lo más gratificante.
¿Cuántos años de monitor llevas con Aula Joven, y de niño? De niño, fui a Piedralaves desde los 10 hasta los 17 (aunque hubo un año, cuando tenía 16, que no pude ir). De monitor, desde los 18 hasta los 20. Y este será mi segundo año como ayudante de coordinador en La Rivera de Eresma.
¿Qué es lo que más te gustaba? Todo. Cada pequeño detalle era un motivo más para que repitiera año tras año: los amigos, con los que me enorgullezco de seguir manteniendo un contacto casi diario; los monitores, que para mí han supuesto todo un ejemplo a seguir como profesionales y como personas; o las actividades, que cada año se renovaban para incorporar talleres o juegos nuevos pero que mantenían la esencia de años anteriores, consiguiendo que nunca me cansara.
Cuéntanos un recuerdo inolvidable: Recuerdo con especial cariño las noches de bailes. Suponía todo un reto para un grupo heterogéneo el conseguir encontrar el aspecto en el que cada miembro destacaba para sorprender y superar a otros grupos. El pique, los nervios, nos toca, salir y equivocarte en el paso que has ensayado 20 veces, las risas, los demás grupos, la gala. Daba igual quién ganase el premio… sólo por vivir eso, yo ya sentía que había ganado.
¿En qué crees que ha cambiado tu vida desde que vas de campamento? Como acampado, el campamento supuso una completa experiencia iniciática en todos los aspectos. Me hizo crecer como persona y por mencionar, resaltaría tres aspectos: físico (de pequeño tenía mucho asma y para mí, irme a la presa o de vivac y conseguir hacer las sendas al paso de todos era todo un logro); mental (en los talleres y con el contacto de monitores y otros acampados adquirí muchísimas habilidades y conocimientos); y emocional (el vínculo que me unió y me sigue uniendo a muchos amigos que hice y que mantengo ha sido un soporte muy sólido en mis relaciones personales desde entonces).