Mi nombre es Raquel Arquero, y creo que he pasado por todas las fases posibles de Aula Joven. Empecé a trabajar aquí cuando tenía 20 años. En aquél momento estaba estudiando magisterio de lengua extranjera y me llamaron para dar clases de inglés a niños de infantil en el colegio Padre Poveda. Fue una oportunidad estupenda para poner en práctica todo lo que estaba aprendiendo y además fue una doble alegría porque ese primer colegio es donde estudié durante toda mi vida…

Allí estuve 5 años enseñando inglés, animación a la lectura, madrugando con los primeros del cole… y finalmente coordinando las actividades que se impartían en este colegio. Al mismo tiempo daba clases en otro cole totalmente diferente donde aprendí que el recurso más importante con el que puede contar un educador es la imaginación y las ganas de hacer cosas…

Luego estaban los periodos de vacaciones, urbanos en verano, en Navidad en Semana Santa… Esto era diferente, en cada escuela urbana te adentrabas en un mundo distinto, te convertías en pirata, explorabas la selva, viajabas por todo el mundo… o al menos eso es lo que les hacías vivir a los niños y si le ponías ganas, te lo llegabas a creer.

Hace cinco años fui a mi primer campamento de verano, hice, con 23 años lo que siempre he querido hacer con 10. La experiencia fue realmente estupenda, acabé agotada pero disfruté tanto como intenté que disfrutaran mis niños.

Ahora siempre digo que mi trabajo en Aula Joven se divide en dos periodos. Durante el curso coordino las actividades extraescolares de aproximadamente veinte colegios. Contrato monitores, me reúno con ampas y directores, organizo listas, preparo material, hago programaciones y realizo visitas por los centros que coordino para ver como van las cosas. La verdad es que aunque suena sencillo es más complicado de lo que parece, siempre hay mucho que hacer… y todo es importante.

En Enero empezamos a pensar en el verano, además de las extraescolares empezamos a trabajar en los campamentos de verano, repartimos la publicidad por los colegios, nos reunimos, programamos y vamos ideando cosas nuevas para cuando llegue Julio. Entonces es un trabajo totalmente diferente, ¡nos vamos de campamento!. Oficialmente me encargo de que todo vaya bien, coordino a los monitores,  dirijo reuniones, organizo las actividades, mantengo comunicación diaria con la oficina, llevo a los niños al médico…. Extraoficialmente hago un poco de todo. Me convierto en mamá de 120 niños,  en bruja para muchos de mis monitores, curo heridas, curo llantos,  doy crema solar, canto canciones y cuento cuentos, guío sendas…. Duermo con un ojo cerrado y el otro abierto, gruño más de lo normal, pongo arneses, compruebo tirolinas, hablo de amores y desamores, y devuelvo a los niños sanos y salvos con una sonrisa en la boca y alguna que otra lagrimilla en los ojos por tener que despedirse.

Y después de unas merecidas vacaciones, llega Septiembre y retomamos el contacto con los colegios. Nuevamente hacemos circulares, buscamos monitores, activamos la Escuela de Tiempo Libre…  siempre con la ilusión de empezar un nuevo curso.

Este es el resumen de mis nueve años en Aula Joven, y aunque el trabajo, como todos, tiene sus más y sus menos, la verdad es que me siento como en casa.

Raquel Arquero Vilchez

Coordinadora de Aula Joven